Un nuevo PET detecta casi un año antes el cáncer de mama
El Hospital Provincial de Castellón será el primer centro español en contar con Mammi. Se trata de un nuevo sistema de tomografía por emisión de positrones (PET) diseñado por un equipo de investigadores coordinados por José María Benlloch, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que supone una importante mejora en el diagnóstico precoz del cáncer de mama. La tecnología, ideada para detectar la enfermedad en estadios tempranos y evaluar la respuesta al tratamiento de las pacientes, permite adelantar hasta un año el diagnóstico de la patología. Una cifra en absoluto desdeñable, si se tiene en cuenta que la detección precoz reduce la mortalidad por cáncer de mama en un 29 por ciento.
José María Benlloch asegura que es el sistema con mayor resolución y sensibilidad del mundo. El nuevo PET obtiene imágenes con una resolución hasta cuatro veces mayor que los de cuerpo entero y con una dosis de trazador mucho menor. Además, a diferencia de los métodos actuales, el equipo no precisa comprimir la mama de las pacientes para obtener imágenes de alta calidad. La enferma permanece tumbada en una cama, lo que también permite que puedan visualizarse zonas que en la actualidad no se pueden observar en las mamografías.
Otra de las ventajas del nuevo equipo es que reduce a niveles muy bajos la tasa de falsos positivos, entre un 2 y un 3 por ciento, frente al 10 o 25 por ciento de los falsos positivos basados en la resonancia magnética.
La nueva tecnología, desarrollada por la compañía valenciana Oncovisión, ha sido probada en más de 50 pacientes en el Instituto Nacional del Cáncer en Amsterdam y la Clínica de la Universidad Técnica de Munich.
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LONDRES ( New Scientist ).- La terapia génica para el Parkinson se movió un paso más cerca a su aceptación luego del primer ensayo clínico a doble ciego exitoso.
En 2007, Andrew Feigin, del Instituto Feinstein para Investigación Médica de Manhasset, Nueva York, y sus colegas, condujeron una prueba clínica abierta -en la que tanto los pacientes como los investigadores saben qué miembros están recibiendo el tratamiento y cuáles reciben un placebo- para evaluar una nueva terapia génica para el mal de Parkinson, una enfermedad degenerativa. Ellos demostraron que un gen que dirige la síntesis de la descarboxilasa del ácido glutámico (GAD) puede mejorar el estado de personas con la enfermedad cuando es inyectada en el cerebro.
GAD es una enzima que cataliza la producción de un neurotransmisor inhibitorio llamado ácido gamma-aminobutírico (GABA).
Los pacientes con Parkinson producen muy poco GABA, y por lo tanto padecen una sobrestimulación en un área del cerebro llamado núcleo subtalámico. Esta hiperactividad resulta una presión sobre las neuronas, que a su vez producen otro neurotransmisor -la dopamina-, vital para el control del movimiento.
Esto ayuda a explicar algunos de los síntomas de la enfermedad, que incluye temblores, rigidez, falta de equilibro y problemas de postura.
Ahora, el equipo ha sometido la terapia a un último test: un ensayo de doble ciego, en el cual ni los pacientes ni los médicos -exceptuando a los cirujanos que realizan las operaciones- sabían quién estaba recibiendo la terapia y quién, el placebo.
Feigin y su equipo reclutaron a 65 personas con mal de Parkinson. Veintitrés de ellos recibieron la verdadera terapia génica: los investigadores les perforaron el cráneo y les inyectaron un virus que llevaba el gen que dirige la síntesis de GAD. Otros veintidós pacientes recibieron sólo inyecciones de solución salina por debajo del cuero cabelludo en un procedimiento falso diseñado especialmente para que creyeran que también habían sido operados
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viernes, 18 de marzo de 2011
martes, 8 de marzo de 2011
Avanza la terapia génica en Parkinson
LONDRES ( New Scientist ).- La terapia génica para el Parkinson se movió un paso más cerca a su aceptación luego del primer ensayo clínico a doble ciego exitoso.
En 2007, Andrew Feigin, del Instituto Feinstein para Investigación Médica de Manhasset, Nueva York, y sus colegas, condujeron una prueba clínica abierta -en la que tanto los pacientes como los investigadores saben qué miembros están recibiendo el tratamiento y cuáles reciben un placebo- para evaluar una nueva terapia génica para el mal de Parkinson, una enfermedad degenerativa. Ellos demostraron que un gen que dirige la síntesis de la descarboxilasa del ácido glutámico (GAD) puede mejorar el estado de personas con la enfermedad cuando es inyectada en el cerebro.
GAD es una enzima que cataliza la producción de un neurotransmisor inhibitorio llamado ácido gamma-aminobutírico (GABA).
Los pacientes con Parkinson producen muy poco GABA, y por lo tanto padecen una sobrestimulación en un área del cerebro llamado núcleo subtalámico. Esta hiperactividad resulta una presión sobre las neuronas, que a su vez producen otro neurotransmisor -la dopamina-, vital para el control del movimiento.
Esto ayuda a explicar algunos de los síntomas de la enfermedad, que incluye temblores, rigidez, falta de equilibro y problemas de postura.
Ahora, el equipo ha sometido la terapia a un último test: un ensayo de doble ciego, en el cual ni los pacientes ni los médicos -exceptuando a los cirujanos que realizan las operaciones- sabían quién estaba recibiendo la terapia y quién, el placebo.
Feigin y su equipo reclutaron a 65 personas con mal de Parkinson. Veintitrés de ellos recibieron la verdadera terapia génica: los investigadores les perforaron el cráneo y les inyectaron un virus que llevaba el gen que dirige la síntesis de GAD. Otros veintidós pacientes recibieron sólo inyecciones de solución salina por debajo del cuero cabelludo en un procedimiento falso diseñado especialmente para que creyeran que también habían sido operados
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